Saturday, September 09, 2006

'El casamiento de Romeo y Julieta', entre el fútbol y el amor


La comedia narra la historia de un hombre y una mujer que se aman, pero son hinchas de equipos rivales.

Ni más ni menos. Así, sin rodeos, el gran director de cine Bruno Barreto explica por qué filmó 'El casamiento de Romeo y Julieta', una película sobre el fanatismo por el fútbol en Brasil, donde este deporte es religión. “Odio el fútbol. Por eso, mi película habla de cómo la fiebre por este deporte vuelve loca a la gente. Yo siempre hallaba todo muy absurdo, casi surreal, porque en mi familia todos eran fanáticos del fútbol. Por eso, yo tenía que hacer la diferencia”, dice el director, más recordado por la mítica 'Doña Flor y sus dos maridos', que lo lanzó a la fama mundial cuando apenas tenía 20 años.

Esta vez, su objetivo era utilizar el cine como diván para analizar la mente de sus semejantes y entender, por ejemplo, por qué diablos sería imposible que un seguidor del Corinthians se enamorara de una fanática del Palmeiras (equipos enemigos históricos en Brasil) y viceversa, como cuenta su nueva producción, que se estrenó en Colombia.

“Una película es la mejor herramienta para entender a estas personas. Para comprender qué motiva y qué hay detrás de tanto fanatismo”, complementa Barreto, vía telefónica, en su “portuñol”, como el mismo califica la mezcla de español y portugués con la que habla. El resultado es una comedia sabrosa en la que tanto los seguidores del fútbol, como cualquier espectador, podrán pasar un buen rato.

“Este filme habla de las diferencias, de la tragedia. Los fanáticos lo hacen por una necesidad de establecer su identidad –agrega–. En los últimos cinco años todas las veces que el Corinthians se ha enfrentado al Palmeiras siempre ha habido, al menos, un muerto. Quería hablar de eso, pero con humor”.

Usted llevaba mucho tiempo viviendo en Estados Unidos ¿qué lo motivó a volver a Brasil?
Era tiempo. El cine brasileño y latinoamericano está mucho más interesante y estimulante que el estadounidense.

¿Cómo fue la experiencia de trabajar para Hollywood?

Son muy profesionales. E.U. es el país del cine, tanto que eligió, dos veces, un mal actor como presidente –risas–. ¿Qué otro país haría algo así? Eso ilustra muy bien cómo el cine tiene un poder increíble en esa nación. Pero también este es un momento muy difícil para hacer cualquier cosa original allí.

¿Qué le hace falta al cine latino para competir con el de los E.U.?

No se trata de competir. La fuerza del cine latino está en las historias y en la originalidad de los personajes, no en nada cosmético o de producción.

¿Qué debe tener una historia para que usted se interese en filmarla?

Emoción, personajes interesantes. Acabo de leer 'Melodrama', del colombiano Jorge Franco, y quiero contactarlo para tener los derechos de esa novela. Me gustaron mucho sus personajes. Por ejemplo, esta obra tiene una historia tan bien contada, que te agarra desde el primer momento.

Viéndose en retrospectiva ¿cómo se siente ahora, comparado con los tiempos de ‘Doña Flor…’?

Me siento en la cima, en el ‘prime time’ de mi vida. Porque tengo todavía mucha energía y experiencia. Cuando eres joven, tienes energía, más no experiencia. Entonces, la energía se desperdicia.

Tenía usted apenas 20 años cuando logró el superéxito de ‘Doña Flor…’ ¿cómo lo recibió siendo tan joven?

Tuve que ir al sicoanalista durante diez años, para digerir el éxito –ríe–. El éxito es una comida muy buena, pero muy pesada. Con él no se aprende nada. Es como una droga. Se aprende más con el sufrimiento.

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